jueves, 31 de enero de 2008

Marilina Ross - María canta el tango


Se viene otro disco emblemático. Esta vez es emblemático por tres razones, dos de índole musical y otra de índole afectiva. Las de índole musical son que es lo que más me gusta de todo lo que tengo de Marilina Ross. Me atrevería a decir que es su mejor faceta. Ojalá se hubiera dedicado más al tango. Otra es que gracias a este breve recital conocí tangos que no conocía y que ahora me encantan como “Soledad”, “Che, bandoneón” o “Yuyo verde”. También fue mi puerta de entrada a la obra de Eladia ya que me permitió enamorarme de “El corazón al sur” o “A un semejante”.
Todas estas razones musicales me convocan a postearlo, pero también hay una razón afectiva y es que me lo pidió Cheli y hacía como dos años que no la veía, pero que la quiero a ella y a su familia, la quiero y fue más que un gusto verla y ser recibido en su casa con el afecto de siempre. También me gusta comprobar que las veces que la veo siempre se arma como una complicidad de compartir cosas entre nosotros, de generar charlas interesantes. Como si los 23 años de diferencia de edad que tenemos no significaran más que la posibilidad de hablar con más profundidad aún de todos los temas.
Marilina Ross dio un recital en la vieja Casona del Conde de Palermo allá por 1995 que se llamó “María canta el tango”. De ese recital son estos audios. Por supuesto no fui yo quien los grabó. En aquella época, con mis 15 años recién cumplidos, apenas si sabía que Marilina cantaba “Honrar la vida”. La grabación la hizo Christian (amigo tocayo) y fue circulando de mano en mano mientras íbamos a los últimos recitales de María por el Condado, por Cañuelas, Campana, Sitges y todo otro recoveco donde ella asomara la nariz.
Al tiempo de llegar a mí se me hizo casi adicción escucharlo. Estuvo meses en el equipo, es que la Marilina interpreta como ninguna, qué querés??
Lamentablemente los audios no son buenos. Son audibles pero tienen una lluvia de fondo que, por más que luché cuerpo a cuerpo con el soundforge para sacarlo, no pude ni siquiera reducirlo. De todos modos les prometo que es audible y que lo que hay vale la pena… y con creces!
Las fotos con que armé la tapa y la contratapa me las pasó mi amiga Cheli y pertenecen al recital del que fue tomada la grabación, un lujo la coproducción!!
Cabe destacar del álbum los excelentes arreglos del maestro José Colángelo que acompaña a Marilina en piano y de Cacho Giannini que la acompaña en bandoneón.
Paso a hacer una exposición más detallada sobre los tangos que incluye:

Las cuarenta de Francisco Gorrindo y Roberto Grela

María lo cantó repetidas veces. Incluso salió editado en el CD del programa Letra y Música de Silvina Chediek. El tango retoma una frase del juego “Tute Cabrero” que es “Cantar las cuarenta” y se vale de ella para expresar las frustraciones de un hombre que regresa a su barrio luego de haber recorrido un mundo grotesco y vil.

El corazón al sur de Eladia Blázquez

Sin dudas el tango más emblemático de Eladia. Ella contó que cada mañana cuando abría la ventana de su cuarto se daba cuenta de que estaba inclinada en la misma dirección. Un día reflexionó hacia donde miraba en esa dirección y era al sur, hacia Avellaneda, su barrio natal.
Siempre es un lujo escuchar la interpretación de Marilina de las obras de Eladia y este tango no podía faltar…

Yuyo verde de Homero Expósito y Domingo Federico

Llora Marilina la pérdida de un amor en algún callejón del barrio en una interpretación brillante de este tango que se proclama entre las mejores del disco.

Cautivo de Luis Rubistein y Egidio Pittaluga

“Este tango lo aprendí a cantar por Sergio Renán”… Comenta Marilina antes de empezar… Ni el título conoce, ella lo llama “Prisionero”, pero su verdadero título es “Cautivo”. Narra un metejón que la lleva a Marilina a los amores imposibles de su adolescencia.

Nada de Horacio Sanguinetti y José Dames

Apenas un breve fragmento… una respuesta veloz a un pedido del público. Alcanza para compartir, como si fuera entre amigos, este tangazo que Julio Sosa cantó como nadie.

Soledad de Carlos Gardel y Alfredo Lepera

Alto dramatismo interpretativo y manejo de las intensidades para cantar este brillante tango de Carlitos Gardel y Lepera.

Los mareados de Enrique Cadícamo y Juan Carlos Cobián

Personalmente la versión que hizo de este tango no es de lo que más me gusta del álbum. No es que lo cante mal, pero hay algo que no termina de llegarme, al menos a mí.

Che, bandoneón de Homero Manzi y Aníbal Troilo

Punto alto del disco. Interpretación muy profunda, de las mejores que le escuché a María para una letra genial, como todas las de Homero Manzi.

Qué vachaché de Enrique Santos Discépolo

Clásico del repertorio de Tita Merello que dibuja con genialidad el mundo grotesco a través de la pluma de Discépolo. Interpretación casi opuesta a la del tango anterior, lo que muestra la ductilidad de Marilina como cantante.

Discepolín de Homero Manzi y Aníbal Troilo

Recitado de esta letra dedicada al viejo Discepolín cuando Manzi estaba en los umbrales de la muerte… como un ajuste de cuentas, como dos amigos que llegan al final y ven sus empates con la vida…

Tormenta de Enrique Santos Discépolo

Genial letra que reclama a Dios sus ausencias en un mundo tan denigrado. Un último sentido de verdad que está a punto de caer y un mundo que tambalea y deja al personaje en el desamparo total de vivir. Una interpretación acorde con la profundidad existencial de los planteos de la poesía y el dramatismo de la música.

A un semejante de Eladia Blázquez

Otro clásico de Eladia que brilla en la voz de Marilina. El otro, el reconocimiento de nuestros hermanos en nuestros dolores y nuestras esperanzas.

Lista de temas:

01 - Las cuarenta (Francisco Gorrindo - Roberto Grela)
02 - El corazón al sur (Eladia Blázquez)
03 - Yuyo verde (Homero Expósito - Domingo Federico)
04 - Cautivo (Luis Rubistein - Egidio Pittaluga)
05 - Nada (Horacio Sanguinetti - José Dames)
06 - Soledad (Carlos Gardel - Alfredo Lepera)
07 - Los mareados (Enrique Cadícamo - Juan Carlos Cobián)
08 - Che, bandoneón (Homero Manzi - Aníbal Troilo)
09 - Qué vachaché (Enrique Santos Discépolo)
10 - Discepolín (Homero Manzi y Aníbal Troilo)
11 - Tormenta (Enrique Santos Discépolo)
12 - A un semejante (Eladia Blázquez)

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lunes, 28 de enero de 2008

Teresa Parodi y Ramona Galarza - Correntinas II


Hoy voy a postear un disco que para mí fue muy importante porque abrió una brecha musical que yo no conocía y que ahora me gusta mucho. Mis primeros acercamientos a la música litoraleña fueron a través de Teresa Parodi, pero claro, Teresa tiene su repertorio propio y, si bien muchas de sus canciones ya son clásicos, no se puede decir que a través de ella podría conocer lo más emblemático de la región. Sin embargo, escuchando su discografía me topé con este CD que conseguí un día muy de casualidad pateando Avenida Corrientes (que casualidad!) y cuando lo escuché me perdí indefectiblemente en él, en sus poesías, en la música, el tipo de ritmos y en un gran hallazo: la textura, delicadeza y hondura de la voz de Ramona Galarza.
Polcas, chamamés y canciones litoraleñas de autores clásicos conforman este cd, imprescindible para conocer la bellísima música del noreste de Argentina y del Paraguay.
Abre el disco la sentida evocación que proponen Ricardo Visconti Vallejos y Gregorio Molina con “A Villa Guillermina”.
“Río rebelde” cuenta entre sus autores, nada menos que al Cholo Aguirre (autor también de Río manso, entre otros). En una poesía centrada en la relación del hombre con el río, narra la pérdida de un amor al que se pretende dejar correr en el cauce del Paraná, pero que vuelve a las playas por efecto de la ligazón entre el destino y horizonte de ese personaje que se sabe comprendido por la geografía que lo contiene.
“Lucerito Alba” es una polca paraguaya deliciosa compuesta en letra y música por Eladio Martínez. Con casi la totalidad de su texto en guaraní, expone cabalmente los rasgos identitarios específicos de la gente de la región. Creo que es, sin dudas de lo mejor que tiene el disco. Existen versiones en castellano de este texto, que fueron grabadas por otros artistas, pero nada se compara con la posibilidad de escucharla en guaraní y, mucho más, si se cuenta con la calidad y delicadeza en la pronunciación que tienen Teresa y Ramona.
“Apurate José” es la única canción de Teresa que contiene el disco. Sin dudas es un clásico ya de la música litoraleña que está ya a la altura de cualquier otra canción emblemática del cancionero correntino. Para los que aún no tuvieron el gusto de conocerla se trata del grito desesperado de la Jacinta, una mujer que ve la inundación avanzar sobre sus cosas, sobre su gente. La riqueza del texto ofrece la posibilidad de contemplar un paisaje atravesado por la identidad de sus habitantes. Con esa gran habilidad para ponerle nombre y apellido a los sentimientos humanos, Teresa nos muestra en la historia de la Evarista Luján, el Jacinto Gómez y otros personajes la construcción de ese pueblo y la fraternidad de quienes lo construyen en su convivencia con el río y la pobreza. Es importante también señalar que el texto a nivel lexical ofrece una combinación excelente entre el español y el guaraní.
Los infaltables Osvaldo Sosa Cordero y Damasio Esquivel se hacen presentes en este texto a través de “Alma guaraní”. La relación del hombre con su paisaje, esa identidad que permanece como secreta, como inadvertida en las cosas más simples que tenemos delante de los ojos. El alma de un ser humano que es capaz de ser contenida en el espíritu de la selva y el río.
“El mensú” es el cosechero de los yerbatales. Este texto que pertenece nada menos que a Ramón Ayala, aporta a la visión y el horizonte del trabajo regional, a través de un personaje prototípico que expresa sus penas y su cotidianidad la nocturnidad de la selva. Esta galopa se suma a “Trasnochados espineles”, galopa del Cholo Aguirre y a “El cosechero”, también de Ramón Ayala, que completan las postales de los trabajadores de la zona, ya que aportan la mirada del pescador y el cosechero de algodón (propio del paisaje chaqueño, en la otra margen del Paraná), respectivamente.
Subrayo que la poética de estos tres temas refleja un horizonte de posibilidades de existencia del hombre, a través del trabajo, mensú, cosechero y pescador. Tradiciones que se forjaron a través de “siglos recorriendo sin laureles” ese trabajo, ese quehacer que se ve como destino elegido y que conduce a la exaltación del paisaje: “¡Qué ganas de gritar que yo también nací en la ribera azul del Paraná!”, o como “noche mala que camina hacia el alba de la esperanza”.
“Puente Pexoa” es un chamamé de Armando Nelly y, nada más ni nada menos que Tránsito Cocomarola. Constituye una evocación al amor que crece cobijado por el cielo correntino, por esos lugares de todos los días.
“Paraje Palmita” de Albérico Mansilla y Edgar Romero Maciel reflexiona sobre la ligazón entre el canto y la identidad que se forja en el lugar de origen de uno: “Vuelvo al paraje y mi cantar tiene el latir del corazón”.
Corrientes Cambá es un reconocimiento a la influencia de la cultura negra en la cultura litoraleña, a través del candombe y la percusión.
El chamamé que cierra este disco es “El último sapukay” de Oscar Valles nos vuelve a situar en el Chaco y relata la muerte de Isidro Velásquez que pide rescate al viento a través de un sapukay, grito del hachero en los montes chaqueños.
Correntinas II no es sólo una muestra del talento de dos de las más importantes artistas del folklore argentino, sino que además es un verdadero documento folklórico que permite el reconocimiento de una geografía desde una diversidad de ángulos como ser el humano, paisajístico, económico, cultural. Los horizontes y posibilidades de una sociedad y sus habitantes transitan por este album nutrido de las mejores plumas de la música litoraleña y que ofrece una variedad interesante de ritmos característicos, como chamamés, polcas y galopas.
Este disco es de 1995 y por lo tanto fue editado en CD, pero no en vinilo. Actualmente no se consigue en ningún lado y tiene circulación en internet, aunque no mucha tampoco. No estoy poniendo una gran novedad en materia de audios, pero sí y gracias Pao por primera vez va a circular el arte de tapa completo escaneado con buena calidad de imagen.

Lista de temas:

01 – A Villa Guillermina (Ricardo Visconti Vallejos – Gregorio Molina)
02 – Río rebelde (Cholo Aguirre – Samuel Claus – Héctor Ayala)
03 – Lucerito Alba (Eladio Martínez)
04 – Apurate José (Teresa Parodi)
05 – Alma guaraní (Osvaldo Sosa – Damasio Esquivel)
06 – El mensú (Ramón Ayala – José Vicente Cidade)
07 – Puente Pexoa (Armando Nelly – Tránsito Cocomarola)
08 – Trasnochados espineles (Cholo Aguirre)
09 – Paraje Palmita (Albérico Mansilla – Edgar Romero Maciel)
10 – El cosechero (Ramón Ayala)
11 – Corrientes cambá (Albérico Mansilla – Edgar Romero Maciel)
12 – El último sapukay (Oscar Valles)

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viernes, 18 de enero de 2008

Yo, dueña de la noche


Hay marcas que son imborrables, claro. Era una fuerza, unas ganas, un espíritu. Como si fuera un amanecer, una suerte de primavera democrática conmigo mismo. Si había algo que signaba esos días y, sobre todo, esas noches era una voracidad de mundo, de calle. Yo quería ser profesional en nocturnidad, quería conocer cada esquina, cada vereda. Recién salido del barrio natal (en el sentido más profundo de la palabra salir), también había salido del closet (que gráfico, no?). El arribo al centro no era un detalle. Es el único otro espacio de la capital, junto a Villa del Parque, en que estoy en casa, absolutamente en casa.
La cuestión era el exceso, el desborde, el más allá del límite, el intersticio que todavía no había descubierto y era un enigma para mis recién llegados veinte años.
No quedó plaza en que no haya abierto con los dientes una caja de uvita blanco dulce (hoy intomable para mí, pero me encanta haberlo hecho en su momento). Recuerdo las épocas en que en Bach (a donde alternaba mis salidas con Sitges de miércoles a domingo, semana tras semana) no te daban ficha de entrada y salida. Entonces íbamos, bailábamos y como no teníamos guita para consumir, salíamos a tomar el tetra a la vuelta del boliche y después volvíamos. Mucho reviente, sí. Conozco todas las terminales de los colectivos de “dormir” (léase yacer) en los asientos.
Sin embargo, en ese cruce de límites también se albergaba la esperanza de algo nuevo. Multiplicar era la tarea! Y lo familiar sabía a poco.
El mundo nuevo era todo misterio. Había millones de lugares por descubrir, millones de personas por conocer.
Angel’s tenía esa onda “furgón del San Martín” que era evidentemente interesante e invitadora, aún me cautiva las veces que voy y su música cumbia pachanga me seduce mucho.
Bach, el bolichito tranqui, con muchas tortas amigas con las que tomaba vino tinto hablando de música o haciéndoles gancho con alguna otra torta y escuchando como me relataban sus partidos de fútbol. También había putos afines porque el lugar no fue, no es, ni será en absoluto fashion, por más que ahora así lo pretenda.
Oxen fue el primer boliche, muy “I’m so Madonna” para mi perfil tan “León Gieco”, pero igual me partió la cabeza la primera vez que entré (ya habrá un post exclusivo de eso).
Sitges, era más mi parte maricona (aunque levantaba más en Bach). Las noches de Sitges eran para bailar en el escenario, para conocer a los quichientos mil putos que daban vueltas por ahí, para ir después a la Estación de Servicios “Sol” donde se juntaba un reguero de torta, puto y trava que daba un resultado bizarrísimo cuando se mezclaba con los tacheros que paraban ahí.
Marlene, mi querido Marlene. Tortones Patrios de Ley (sí, todo con mayúsculas)! Pachanga bien entendida. Pochi cortando la música para parar peleas con el micrófono, todo un fuego! Recuerdo las fotos de artistas queers que ilustraban sus paredes. Ahora las sacaron, pero en honor a eso mi sección “What else should I say, every one is gay” donde desfilarán algunos de ellos.
Amérika nunca fue santo de devoción, aunque debo reconocer que ahí transé por primera vez con un chico (y algunas cosas más). La canilla libre siempre fue convocante, pero ni así me enamoraba.
Cero consecuencia, si bien vino bastante después es un lugar simpático, lo elijo si tengo que pasear ahora por ahí y no vuelvo a mi querido Bach.
Mucho recorrido, mucho andar, cero pesos en esos momentos. Hacer artilugios para conseguir que alguien me cambie la ficha del boliche para ahorrarme los dos pesos y poder volver al día siguiente. Caminar 40 cuadras para no gastar 80 guitas en el bondi, que gran placer! Nunca fui tan dueño de las calles, tan dueño de las noches!
A pesar de muchas cosas jodidas que andaban por esos momentos, no hay forma de que el recuerdo no traiga sonrisas, muchas, una detrás de la otra.
Ahora “voy tratando de crecer y no de sentar cabeza” pero a veces me doy cuenta de que siento cabeza, y vuelvo por un rato. Ya es más ajeno todo. Ahora conocer a los mozos, los barman y los habitués de los boliches ya no tiene tanto sentido. Pasa un poco como en el tango “Acquaforte”: “Hoy puedo ya mirar con mucha pena, lo que otros tiempos miré con ilusión”. Es el paso del tiempo, el cambio en la perspectiva y eso es bueno que sea así, de algún modo.
Ahora voy de vez en cuando y todavía me encuentro con gente de aquel entonces. Me gusta que así sea. También disfruto de haber visto tantos cuadros de transformismo de la Solá, la Divina Bijou, la Liza, Walter Soares, la Guadalupe, la Lynch… uf! Cuanto y creo que no lo supe apreciar bien, sin embargo me enorgullece saber que cuando quise conocer este mundo lo encaré por ese lado, por la manifestación de la belleza.
Cada vez que salgo de Buenos Aires siento esa avidez por recorrer el circuito gay del lugar donde vaya (Rosario es la ciudad que mejor lo sabe). Me resulta cautivante saber todo un recorrido nuevo por hacer y descubrir la forma de ampliar ese mapa que un día se desplegó para aprender a sentir, a querer.
Que bueno seguir teniendo ganas! Que bueno haberme acelerado! Que bueno que me haya tirado en tantas plazas y esquinas de la ciudad con mi cajita de vino! Como dice Luis Eduardo Aute: “Reivindico el espejismo de intentar ser uno mismo”…


TODAVÍA ME EMOCIONAN CIERTAS VOCES…

miércoles, 9 de enero de 2008

A mis semejantes


Habían pasado doce años desde la última vez. En ese tiempo yo cambié mi mirada, pasé de niño a adulto y, en ese giro, se fueron un montón de cosas y vinieron un montón de otras.
Siempre tuve reticencia a los zoológicos, es que los animales encerrados me entristecen bastante. Sin embargo, es innegable que tener la posibilidad de verlos en vivo y en directo me seducía mucho.
Después me puse a pensar cuántas posibilidades tiene un animal de "volver a la naturaleza" como decía esa canción de Chico Novarro hoy en día. Los reptiles, los insectos, los marinos, las aves tienen chances aún, pero los mamíferos ya casi no. Prácticamente no quedan mamíferos fuera de parques nacionales, en estado totalmente salvaje, al menos no mamíferos grandes, que es lo que predomina en el zoológico. Que triste!
Aún así, quería que esta vez la reflexión política quede a un costado y poder sólo disfrutar del sentimiento, de la sensación de que ellos estaban a mí ante mis ojos, vivos, latiendo.
Tengo cierto fanatismo por mirarlos por TV. Me maravilla la diversidad de sus formas de vida. Es increíble apreciar como cada uno de ellos tiene una determinada expresión que se condice con su rol ecológico, que constituye su belleza particular.
Los suricatos se movían rápidos, nerviosos; el cocodrilo permanecía pétreo, como los lagartos, como las serpientes. El leopardo y el puma estaban dotados de una mirada profunda, penetrante. El elefante es sublime, cómo no estremecerse frente a un cráneo de ese tamaño?? La piel era rugosa, como si fueran viejos. Cuero duro, curtido. Toneladas de vida, gigante.
Mientras seguía caminando, de repente me dí vuelta y tenía al lado mío un hermoso rinoceronte, de ojos pequeños, mirada triste. Me encantan los paquidermos. Aunque el hipótamo no me dejó ver su obesidad porque es como yo y adora estar sumergido todo lo posible.
El pelaje de la jirafa es increíble. La altura y elegancia ni que hablar. Ver un animal de esas características necesariamente te debe agregar información, mirada, concepto sobre lo que es la vida, sobre las posibilidades. Los animales revelan una comprensión del mundo a través de las adaptaciones biológicas, que no son más que sabiduría perpetuada en siglos.
Una seducción aparte fue ver una galápagos. Nunca había visto una tortuga tan grande!! Siempre milenaria, con esa lentitud que parece sólo un don de los verdaderos sabios. Opaca, rústica, pesada. Al lado de ella un contraejemplo: el pavo real. Animal delgado, frágil, dueño de colores maravillosos (como el guacamayo), con toda su cola desplegada en una imagen pictórica, impresionante, mostrando su belleza de vedette.
Intimidantes son el porte, la elegancia, la mirada y el tamaño que tiene el águila.
El oso polar estaba de vacaciones o no sé, pero su pileta estaba vacía y no andaba por ahí, será otra vez... Sin embargo, un oso pardo caminaba furioso y en círculos. También, un oso de anteojos, de esos que comen miel, descansaba sobre las ramas de un árbol para nuestro deleite.
Por último están los mandriles, los chimpancés, los monos: Nuestros primos hermanos. Reconocerse ahí ya no es sólo cuestión de fuerza vital, de carne latiendo, sino también de forma, de aspecto. Manos, pies y una cara con mirada familiar. Y entre todos estos animales hermosos, como no podía faltar, un ejemplar de cuidador que no debe quedar afuera de la maravilla zoológica. Era, además de una belleza, simpático, agradable y dulce (sí si hubo que hablarle claro, pero fue Sergio el que empezó él es más atrevido). Creo que con ese ejemplar podría perpetuar toda mi diversidad biológico reproductiva, en fin... para que sufrir!
La visita zoológico para mí fue más que un paseo de una tarde. Lo sentí como una forma de experimentar la vida. Sencilla, rústica, sutil, salvaje, compleja, delicada, omnipotente. Es ver todos los extremos, todas las escalas posibles, de todo lo que no podemos entender. Fue todo una emoción muy fuerte. Gracias Ser por compartirla conmigo, me hacía falta, andar tanto tiempo entre humanos no es recomendable.

domingo, 6 de enero de 2008

Mi doble rol

Hace un tiempo una amiga me dijo que yo no me largaba a cantar porque no sabía si quería ser como Silvio Rodríguez o como Valeria Lynch. Cuánta razón que tiene!!! En cuanto me brota la canción comprometida, poética y testimonial que describe lo profundo de la vida, empiezan a vibrar los ovarios en forma de grito de mujer desesperada, demostrando que también son muy profundos (ver post Fiebre uterina).
En esta síntesis que nunca se termina de concretar, mi amiga me señala este video que es como un abrazo conmigo mismo, son como mis dos caras estéticas que se encuentran y se abrazan... y, como si fuera poco, se gustan y se seducen. Un lujo este video, lástima que la canción que canta no es la que más me gusta, pero sirve para ejemplificar lo que quiero decir.




martes, 1 de enero de 2008

Un año más


Sabemos que el tiempo es lineal, circular, paralelo, infinito, absoluto y relativo, pero es necesario ordenarlo para comprenderlo, para situarse. El año nuevo para mí tiene mucho sentido, es tan diferente de la Navidad. Marca el transcurso, es como el momento en que uno para en la ruta, registra el camino y se prepara para seguir viaje. Ése es el sentido que yo le doy.
Para el blog lo que yo quería era marcar el Año II con un cambio estético. Realmente si bien sé manejar la pc caseramente, no soy un as de la informática y no entiendo mucho así que muy a pulmón y valiéndome de las herramientas prediseñadas, fui modificando hasta que quedó así, creo que está bastante lindo, al menos a mí me gustó.
Les deseo a todos un buen año. Mucho amor y muchas ganas de hacer cosas! Para no perder la costumbre les dejo una canción alusiva de Mecano, preciosa!

Un año más
(Nacho Cano)

En la Puerta del Sol
como el año que fue
otra vez el champagne y la uvas
y el alquitrán, de alfombra están.

Los petardos que borran sonidos de ayer
y acaloran el ánimo
para aceptar que ya, pasó uno más.

Y en el reloj de antaño
como de año en año
cinco minutos más para la cuenta atrás.
Hacemos el balance de lo bueno y malo
cinco minutos antes
de la cuenta atrás.

Marineros, soldados, solteros, casados, amantes, andantes
y alguno que otro
cura despistao.

Entre gritos y pitos los españolitos
enormes, bajitos hacemos por una vez
algo a la vez.

Y en el reloj de antaño
como de año en año
cinco minutos más para la cuenta atrás.

Hacemos el balance de lo bueno y malo
cinco minutos antes
de la cuenta atrás.

Y aunque para las uvas hay algunos nuevos
a los que ya no están echaremos de menos
y a ver si espabilamos los que estamos vivos
y en el año que viene nos reímos.

1, 2, 3 y 4 y empieza otra vez
que la quinta es la una
y la sexta es la dos y así el siete es tres.

Y decimos adiós
y pedimos a Dios
que en el año que viene
a ver si en vez de un millón
pueden ser dos.

En la Puerta del Sol
como el año que fue
otra vez el champagne y las uvas
y el alquitrán de alfombra están.