jueves, 22 de noviembre de 2007

Contigo en la distancia


Cuando reviso mis fotos más o menos cotidianas encuentro que, generalmente, siempre son los mismos los que están ahí. Esos que el miércoles cuando nos despedimos nos decimos “nos vemos el sábado en…”, los que ya tenemos armado el próximo plan que nos va a reunir y los que van acompañando nuestro camino en pequeñas y grandes cosas.
Sin embargo, cuando reviso la agenda del celular o fotos un poco más viejas aparecen muchos otros amigos, historias o vínculos que ya no son cotidianos, con quienes no está el “te veo mañana”, pero que me doy cuenta de que por dentro tienen la misma importancia de siempre, aunque sea desde otro lugar.
Muchos son los amigos que ya no veo casi, pero que nos reúne, nos convoca un recuerdo importante, un espacio de vida común que protege nuestra memoria. A veces hablamos sólo para los cumpleaños, pero qué feliz me siento cuando atiendo el teléfono y son ellos…
Tener una historia construida, un espacio propio, un afecto sincero es más que suficiente, para mí, para mantenerme unido más allá de lo circunstancial, de lo diario. Cómo podría enojarme o descartar lo trascendente cuando cada uno tiene que seguir andando, para donde necesita, para donde puede. Los ritmos de vida, los caminos escogidos, las necesidades cotidianas bifurcan los rumbos, las direcciones. Dejamos de frecuentar algunos espacios, pero eso que se conserva desde la memoria es suficiente para que la ligazón afectiva sea sólida. Es imposible traicionar a la memoria, ella se hace marca en el cuerpo, se hace registro de una historia, se hace fundante. A veces ni siquiera una pelea logra desbaratar el afecto pasado, si fue profundo.
Me gusta cruzar el espacio y el tiempo para encontrarlos, me gusta saberlos ahí, me gusta saber que si se acercan, aunque sea una vez cada tanto, es porque lo que hicimos fue importante, legítimo.
El cuatrimestre pasado me pasó que un día salgo a la noche de la facultad y desde un auto me tocan bocina, miro y era una amiga del secundario a quien ya no veo, pero que vive a la vuelta de mi casa y como me vio en un aula, me esperó para llevarme. Desde ese día, todos los lunes nos volvimos juntos, charlando, unidos por esa amistad, que es ayer, que es haber crecido uno al lado del otro, que es conocernos desde chicos. Que ya no nos veamos modifica, claro, pero no invalida, hay una esencia, un patrimonio común… Cada vez que me la encuentre será una amiga, será un reconocimiento, un abrazo y un afecto. Qué importante!

jueves, 15 de noviembre de 2007

Orgullosos de qué?


Introducción

Año tras año, llegado el mes de noviembre comienza a generarse en mí una ansiedad particular por las actividades sobre el Orgullo GLTTTBI que tienen lugar en Buenos Aires. Así, recorro cines, charlas, obras de teatro y recitales. El broche de oro lo da la marcha del orgullo con su colorido, su espíritu festivo y la fuerza que genera la presencia de miles de personas poniendo el cuerpo por una misma causa. Muchas cosas se movilizan en estos días, un arraigado sentimiento de pertenencia aflora manifestándose en mi piel y sentimientos. Las ganas de cambiar la historia, de zanjar el camino, de construir el espacio común, de pensar en el otro vuelven a dar vueltas en mi cabeza. Es como si recibiera la dosis de fuerza necesaria para seguir el resto del año en ese trabajo diario que es validar mi propia identidad, y con ello la de los demás.
La ilusión de lograr de una vez por todas una comunidad parece revivir y por momentos cree encontrar alternativas para consolidarse. Sin embargo, ese sueño teñido de cierto hippismo latinoamericanista, parece disolverse apenas finalizan los acordes de Soy lo que soy dando final a la marcha del orgullo, momento en que el sueño compartido parece terminar para volver a la desolación de los boliches.
La identidad está de fiesta estos días y siento que no puedo menos que tratar de reinventarla, de alimentarla para que se forje única, sincera, erguida. La fuerza saldrá desde ese lugar y la posibilidad de generar una participación activa también.
En este recorrido tanto personal como colectivo por las actividades, suelo conversar esta cuestión con mucha gente (ajena o no a “lo gay”) y generalmente surgen ciertos comentarios positivos acompañados por una pregunta que parece repetirse eternamente: “pero… orgullosos de qué están?”. Ante esta demanda, más de una vez me quedé perplejo e hice grandes esfuerzos por traducir en palabras la suma de sentimientos que me generaba festejar mi identidad con mis semejantes año tras año. Titubeo tras titubeo, y sin dejar de sentir ganas de participar, comencé a tratar de dilucidar de qué se trataba esta cuestión del orgullo.

Algunas consideraciones sobre el orgullo.
Aproximación histórica.

La palabra orgullo, con su fuerza arrolladora, parecía ser aquello que a todos les hacía ruido y lo que yo no podía terminar de explicar. Como punto de partida en mis disertaciones personales, pensé que el sólo hecho de pertenecer a la “comunidad GLTTTBI” no era más que una característica entre el crisol de rasgos que definen mi persona. Sin embargo, en la cuestión gay parecía haber algo que diferenciaba ese rasgo de los demás y que hacía que me manifieste de esa manera con respecto a ello. Buscando esa razón, llegué a la certeza de que si no hubiera sido gay, hoy no sería la misma persona, los sueños serían otros, los miedos también y, lógicamente, mi posición en el mundo sería diferente. Esta cuestión de lo gay como constitutivo me quedó más clara aún cuando surgió la idea de que si las personas fuésemos pinturas, entonces la sexualidad sería algo así como el color o el material del lienzo sobre el que estamos pintados. Los trazos son muchos y fundamentales, pero el telón de fondo, el que sostiene el esquema personal es el espacio en que se deposita la líbido, el deseo y el principio comunicador con la alteridad.
En un marco en el que surgen tantas cuestiones intrínsecas es que aparece la palabra orgullo resignificando estas características y poniendo de manifiesto una primer cuestión: el nivel visceral, vivencial y sentido del término. Uno nunca puede estar orgulloso sino de lo que vive y late dentro de uno, así sea un trabajo logrado, una persona que ama, o la sexualidad propia, todo ello se detenta con orgullo en tanto pertenecen al campo de lo más internamente asumido como propio, y digo propio dejando de lado la noción de apropiación como pertenencia material, sino como verdadera incorporación.
Siguiendo esta línea, y como primer ejercicio, me predispuse a buscar cuáles eran los distintos rasgos semánticos de la palabra orgullo. La herramienta inmediata, lógicamente, fue el diccionario y encontré dos acepciones que me resultaron interesantes por su dicotomía: “Opinión demasiado buena que tiene uno de sí mismo. Arrogancia. Fatuidad. Ostentación. // Sentimiento elevado de la dignidad personal // Conciencia del propio valor que puede nacer de causas nobles.” La primera luz que surgió de esta búsqueda fue la posibilidad de develar, en algún sentido, el por qué de la resistencia de los demás al escuchar el término Orgullo aplicado a lo gay y su consecuente militancia. La idea de arrogancia como eje conductor del orgullo gay, sin embargo, no creo que sea un factor que permita circunscribir el concepto dado que el mismo está forjado desde un espacio de resistencia que conlleva a revisar algunos aspectos de la historia.
El concepto de orgullo gay surge a partir la conocida revuelta de Stonewall ocurrida en el boliche Stonewall Inn en la ciudad de Nueva York el 28 de junio de 1969. La noche del 27 de junio el bar fue víctima de la tercer “razia” policial de la semana y los que en él se encontraban, no soportando la opresión reiterada, se defendieron de la policía con piedras, botellas y todo objeto que encontraran. Los hechos no concluyeron en ese momento, sino que la noche siguiente más de 2000 gays, lesbianas, travestis, transexuales, bisexuales y heterosexuales se congregaron a brindar su apoyo a quienes permanecían aún en el bar y a quienes habían sido liberados. La resistencia duró tres días y la voz del gay power surgió en las calles neoyorquinas dando lugar al florecimiento de 5 frentes de liberación gay en diferentes ciudades norteamericanas. Al año siguiente se realizó la primera marcha conmemorando los hechos y luego las mismas comenzaron a efectuarse regularmente, lo que dio lugar a una tradición que con el paso del tiempo cobró carácter internacional.
La introducción de esta reseña histórica permite poner de relieve dos cuestiones básicas. En primer lugar es fundamental ligar la noción de orgullo con una idea política indisociable. La respuesta de la juventud norteamericana en 1969 estuvo evidentemente cargada por la necesidad de un posicionamiento social y marca, por sobre todo, un quiebre contundente con respecto a la actitud de la comunidad GLTTTBI respecto del espacio social. El surgimiento posterior de agrupaciones militantes y focos de resistencia muestra los primeros trazos de organización frente a años y años de discriminación, silenciamiento, torturas, sufrimiento y muertes. La noción de orgullo, en este contexto, está impresa en un fondo de contrapartida, respuesta, reacción a la estigmatización social opresiva que operó por siglos, y sigue operando, sobre la comunidad GLTTTBI. El orgullo, pensado desde hoy, tal vez no sea entonces el orgullo de ser gay únicamente como si fuera un rasgo en sí mismo destacable en cada persona, sino que, como continuación de sus orígenes, el orgullo gay es el orgullo de la superación, el orgullo de la resistencia, el orgullo de haber levantado la voz, de haber sembrado la primera semilla de lo que sería un cambio histórico a nivel mundial. Nadie puede negar las consecuencias de esa revuelta y la posibilidad de pensar el orgullo como posicionamiento respecto de la historia es una noción sumamente interesante. En este sentido, considero pertinente traer a colación las palabras de Osvaldo Bazán en su “Historia de la homosexualidad en la Argentina” en que enuncia que la historia de la homosexualidad no es más que la historia de una represión. La paulatina superación de dicha represión es entonces un clarísimo motivo de festejo.
La segunda cuestión básica surgida de revisar esta reseña histórica puede pensarse claramente si le adicionamos a esta idea del “orgullo de la resistencia”, la noción del orgullo como contrapartida de la estigmatización. En este sentido, la definición de orgullo como “Sentimiento elevado de la dignidad personal. // Conciencia del propio valor que puede nacer de causas nobles” cobra toda su fuerza en el marco de la interacción social. La discriminación diaria, las miradas torcidas, la abominación de la diferencia, la falta de derechos, el trato como enfermos, pecaminosos, etc. exige una respuesta desde la elevación de la dignidad personal, como reconfiguración del amor propio, erigir la autoestima es entonces una buena forma de encarar la visibilidad y de poder trocar el posicionamiento frente al otro desde un lugar político social que funde estas cuestiones en otra dirección.
La palabra orgullo pensada entonces como respuesta política y fundamentalmente como espacio en que se erige la dignidad personal y colectiva es el primer significante en una cadena de significaciones surgidas alrededor de la militancia homosexual. Conviene en este punto, pensar la idea de identidad colectiva como un estado de conciencia implícitamente compartido por individuos que reconocen y expresan su pertenencia a una determinada categoría de personas que se presenta como comunidad. La construcción de signos es la apropiación de ese espacio como propio y la consecuente señalización de la diferenciación con el otro, con los correspondientes riesgos de autodiscriminación y encierro. El concepto de orgullo gay, entonces, implica diversas cuestiones que van desde una marcha, una bandera, hasta toda una serie de rituales y actividades de las cuáles estamos participando y que conforman el modo de expresión de un grupo identificatorio. La apropiación del término en este folklore implica un posicionamiento claro que merece ser reflexionado por cada individuo que, luego, adicionará sus cuestiones personales y construirá su propia noción de comunidad.

Una mirada desde la actualidad

La traza de una reseña histórica acerca del concepto de orgullo y sus respectivas consecuencias político sociales a nivel mundial implican una reflexión acerca de estas cuestiones en el hoy. Creo fundamental señalar como punto de partida, la necesidad de seguir trabajando en este sentido mientras siga habiendo sufrimiento causado por discriminación o cercenamiento. Ante una sociedad aparente más “abierta”, más “tolerante”, pareciera que se desdibujan ciertos espacios de reivindicación de lo propio. La incorporación de lo gay a las estrategias de mercado operó como la clave de una incorporación ficticia al mundo global. La proliferación de los boliches gays, acompañada del surgimiento de empresas de turismo gay, gimnasios para gays, ropa para gays, etc. parecieron echar luz sobre un cierto registro de parte de la sociedad en general respecto de la comunidad homosexual en particular. Sin embargo, conviene hacer notar que la integración justamente parte de compartir los espacios y por lo tanto generar la socialización, pensar la libertad como la posibilidad de tener cuatro boliches en lugar de dos creo que es aceptar una delimitación del espacio que nada tiene que ver con la búsqueda de una dignidad personal. La posibilidad de que existan espacios específicos es interesante en tanto no funciona como factor limitante, como espacio único de circulación y ejercicio del deseo. La integración depende únicamente de la integración y el diálogo con la sociedad toda como espacio de reformulación del yo colectivo frente al tú y ellos.
La resemantización de los símbolos en este mundo Light, entonces, es un ejercicio de recuperación histórica que conlleva una mirada comprometida del presente, una posibilidad de operar sobre la historia y, sobre todo, el sentimiento de responsabilidad que implica el respeto por nuestros antepasados que nos dejaron un mundo en el que ahora podemos conversar estas cuestiones y el respeto por las generaciones venideras que deben encontrarse con un mundo en el cuál no sean válidas las constantes sanciones de la diferencia y la libertad para ejercer la propia personalidad sea moneda corriente.

sábado, 10 de noviembre de 2007

Sandra Mihanovich y Marilina Ross - Tiempo de encrucijada


Sandra Mihanovich y Marilina Ross unieron sus voces muchas veces a lo largo de sus carreras. Siempre estuvieron ligadas como autora e intérprete y Sandra le ha dado una gran mano a Marilina para poder consolidarse como cantante cuando ella estaba prohibida.
A pesar de una ligazón que viene de años y de que es fácil relacionar a una con la otra, es bastante difícil conseguir audios de ellas dos cantando juntas. Nunca grabaron un disco completo las dos y apenas Sandra tiene una participación en el último disco de Marilina y unos coros en la versión original de Puerto Pollensa.
Sin embargo, ellas unieron sus voces en dos espectáculos que presentaron en el teatro Maipo en los años 2001 y 2002. El primero de los espectáculos se llamó “Un lugar, un sueño”. El segundo se llamó “Tiempo de encrucijada”. Tuve la suerte de poder ver ambos espectáculos (y eso que con la música llegué tarde a todo!!)
Cuando vi “Un lugar, un sueño” apenas conocía dos o tres canciones de Sandra y de Marilina sólo “Honrar la vida”.
Para el segundo espectáculo ya las conocía un poco más, sobre todo a Sandra. A pesar de esto, luego del recital puedo decir que éste me acercó más a Marilina.
“Tiempo de encrucijada” se construyó a partir de la emergencia de la crisis del 2001 en la Argentina. Es un recital en que presentaron tres canciones nuevas referidas a este tema, que están grabadas en versión de estudio en un simple que tuvo una difusión casi nula y es muy difícil de conseguir.
A la situación crítica del país, que fue uno de los ejes del espectáculo, se sumaba la crisis que había atravesado Marilina respecto de su salud, que fue el otro eje. Infarto, enfisema pulmonar, una internación larga y un transe que dejó como saldo una salud delicada y el abandono del cigarrillo. Marilina pisaba un escenario por primera vez después de su enfermedad y lo hizo notar. El comienzo del recital recuerdo que era Sandra con una silla de ruedas buscando a Marilina. Durante todo el espectáculo surgieron humoradas al respecto y hasta Marilina cantaba “Siempre así” sentada en la silla mientras Sandra la llevaba de aquí para allá. A mí en lo personal mucho no me gustó el toque de la silla de ruedas, pero se ve que ella necesitaba expresar eso que había atravesado de alguna forma y bienvenido sea que se exprese.
Otro tema nuevo que habían preparado era “Nace un nuevo corazón” de Roxana Amed, que luego fue grabado por Sandra en forma solista en el disco “Sin tu amor”. Este tema refiere a esa crisis personal de Marilina, a ese corazón que renacía después de la tormenta.
En este post, quiero compartir el audio de uno de los recitales que hicieron para este ciclo. No sé si es el que yo fui porque el audio me lo pasó una amiga en el 2003 (Gracias de nuevo Pato!). El sonido es muy bueno. Se nota que está tomado de un grabador periodista (y no de consola), pero las voces son claramente audibles, tiene volumen y se distinguen bien los instrumentos, además de no tener ruidos molestos.
Este disco ofrece la posibilidad de escuchar algunos clásicos de cada una pero interpretados por el dúo. Otro aporte de este audio es la canción “Si” de Marilina, que es una hermosa versión castellana del tema “She” de Charles Aznavour que, lamentablemente, nunca grabó en estudio.
Como yapa, además del recital voy a compartir ese simple que editaron con las tres canciones nuevas en versión de estudio. Este simple fue el último disco que salió bajo el nombre de Marilina Ross, antes de que se retirara. Por esto tiene ese valor extra.


2002 - Tiempo de Encrucijada en vivo en el Teatro Maipo

01 - Aquí estoy y aquí me quedo (Sandra y Marilina)
02 - Con el agua en la boca (Marilina)
03 - Mil veces lloro (Sandra y Marilina)
04 - Casi sin querer (Sandra y Marilina)
05 - Twist del Mono Liso (Sandra)
06 - Quereme... tengo frío (Sandra y Marilina)
07 - Es como (Sandra)
08 - Si (Marilina)
09 - Todo me recuerda a tí (Sandra)
10 - Hipocresía (Sandra)
11 - Dios ha muerto (Sandra y Marilina)
12 - Encrucijada (Sandra y Marilina)
13 - Simple (Sandra y Marilina)
14 - Contra viento y marea (Marilina)
15 - Sobrevivientes (Sandra)
16 - Siempre así (Sandra y Marilina)
17 - Nace un nuevo corazón (Sandra y Marilina)
18 - Soles (Sandra y Marilina)




2002 – Encrucijada (simple)

01 – Hipocresía (Sandra)
02 – Dios ha muerto (Sandra y Marilina)
03 – Encrucijada (Sandra y Marilina)

jueves, 8 de noviembre de 2007

No a las papeleras!


Quiero discutir el tema de las papeleras desde la política, porque es una clara muestra de la política internacional, de configuración geopolítica respecto de los países tercermundistas.
En 1992 el Banco Mundial emitió un documento interno que, por un desliz salió a la luz. En ese documento llamaba a los países del Primer mundo a enviar a los países tercermundistas todas las empresas que resultaran sucias para el medio ambiente. Para justificar esto se basaron en las ventajas comparativas que en términos económicos tenían estos países. Dichas ventajas residen en tres cuestiones fundamentales:
1) Las vastas zonas que quedan sin contaminar.
2) Los sueldos magros que se pueden pagar a los operarios (muchas veces niños y niñas), generando puestos de trabajo esclavo.
Además recordemos que los cargos jerárquicos son ocupados por personas que vienen del país que pone la planta.
3) Que la población antes de morirse de cáncer se muere de hambre, así que el cáncer en el tercer mundo no nos afecta tanto como en el primero (Sí, lo que leen!! Esta información la pueden chequear en el texto "Patas Arriba" de Eduardo Galeano).
Botnia es un ejemplo del poder de respuesta que tiene el Banco Mundial sobre los países primermundistas. Finlandia, atendiendo estas “ventajas” comparativas decidió invertir en el Uruguay, pero claro, los beneficios no son para el Uruguay, ni para su pueblo.
Finlandia obtendrá réditos por doquiera. En primer lugar, altas ganancias por bajísimos, paupérrimos costos. En segundo lugar leyes “blandas” para operar en materia laboral y de impacto ambiental. En tercer lugar tiramos la basura de que lo consumimos en casa ajena.
Qué nos queda en el tercer mundo? Juntarnos a cantar “Estamos encantados de tener un basurero nuclear”… digo, por no llorar…
Cuáles son los beneficios de estas “benditas” inversiones extranjeras para el Uruguay, en este caso, o para América Latina, si lo pensamos en general? El engrosamiento de los bolsillos de una clase política corrupta que imita los modelos de despilfarro económico, para no ser menos que los primer mundistas. Lo demás que queda por estos pagos es la devastación de los recursos naturales y también la generación de trabajo esclavo o infrahumano para la población (recordemos a las cajeras de supermercado que atendían en pañales).
Qué hacen los estados frente a todo eso? Tergiversan. Plantean el conflicto en términos nacionalistas y de soberanía. Pero no entre Argentina y Uruguay (países abusados) y Finlandia (país abusador). Divide y reinarás. Con la mejor estructura de un Boca – River y, apelando a los más pelotudos accesos nacionalistas, queda todo en términos de Argentina vs. Uruguay y toda discusión se reduce a ver quién la tiene más larga.
Lamentable, pero estamos a días de que Botnia empiece a funcionar. El río no seguirá siendo de los pájaros y tal vez no sea más un cielo azul que viaja. Quedará el folklore como testimonio de otra edad de oro perdida para América Latina, de otra identidad que dejamos ir, de un ceibal que seguirá llorando sangre.

Río de los pájaros
(Aníbal Sampayo)

El Uruguay no es un río,
es un cielo azul que viaja,
pintor de nubes,
caminos con sabor a mieles ruanas.

Los amores de la costa,
son amores sin destino,
camalotes de esperanzas,
que se va llevando el río.

Chuá, chuá, chuá, ja, ja, ja,
no cantes más torcacita,
que llora sangre el ceibal.

Morenita lavandera,
biguacita de la costa,
enrrollate la pollera,
ponete a lavar la ropa.

Tu madre cocina charque,
tu padre fue río arriba,
y vos te quedaste sola,
lavando ropa en la orilla.

Chuá, chuá, chuá, ja, ja, ja,
no cantes más torcacita,
que llora sangre el ceibal.

Canoíta pescadora,
aguantame el temporal,
si mis brazos no se cansan,
remando te hei’ de llevar.

Guricito pelo chuzo,
ojitos de yacaré,
barriguita chifladora,
lomito color café.

Chuá, chuá, chuá, ja, ja, ja,
no cantes más torcacita,
que llora sangre el ceibal.

Chuá, chuá, chuá, ja, ja, ja,
no cantes más torcacita,
que llora sangre el ceibal.

PD: Recomiendo visitar el blog Impredecible para ver las implicancias químicas del tema.

martes, 6 de noviembre de 2007

Cuando estoy enfermo... la Chiqui


Cuando tengo fiebre, gripe o resfrío (como hoy), no me afectan ni el dolor de cabeza, ni el dolor de huesos, ni el embotamiento, ni el cansancio o la debilidad.
Todavía me queda esa tara de las épocas del colegio, de esos días robados a la responsabilidad. Faltar al colegio, al laburo!! Qué placer! Aunque ahora mi papá ya no me traiga regalos cuando vuelve de trabajar.
Cuando me enfermo aprovecho para andar en chancletas todo el día, para dormir la siesta, para escuchar un poco de música y, un clásico de mis días afiebrados, para mirar a Mirtha Legrand.
Debo reconocer que siempre la detesté a la Chiqui por vieja oligarca, pero ahora aprendí a mirarla como es debido, desde el humor. Es un show aparte esa mujer. Su construcción de la figura de diva, estrella y reina de la farándula es impecable. Como saluda, como muestra su ropa, como comenta sus eventos sociales y su vida junto a Marcelita, o sus recuerdos de Daniel y Danielito.
Hoy en lo de Susana se mandó la máxima de la máxima. Primero ofreció una seguidilla de autofelicitaciones por su maravillosa vida y trabajo. Luego Susana le preguntó cómo andaba la Chiqui de entrecasa y para rematarla de brillo y glamour dijo que ella en zapatillas no sabe caminar, que se tropieza y le duelen las piernas, que ella sólo sabe caminar con tacos. Me agarró tal ataque de risa que no podía parar, es too much! Esta escena compite con la vez que grabó el videoclip de "Yo que soy" con Joaquín de Pimpinela. Que diosa! Grandes momentos de la TV argentina!

sábado, 3 de noviembre de 2007

Fiebre uterina


La primera vez que vi en vivo a Valeria Lynch fui de acompañante. Yo venía escuchando música bolchevique a lo León Gieco y Silvio Rodríguez que, será muy linda, muy sentida, pero lo que se dice apasionada no es.
Debo reconocer que entré con prejuicios al recital, que fue en Sitges. El lugar se llenó, Valeria salió divina. Las tortas gritaban enamoradísimas, las maricas con una exaltación imposible de contener y hasta algunas travas coreaban de fondo. Todo un escandalete total!
Jamás conocí artista más simpática y agradable que Valeria, quiero recalcar esto, jamás! Con abrazos y besos recibía a la gente, con gestos de una humildad subrayable.
A medida que iba pasando la noche, yo, que creía no conocer nada de Valeria, iba repasando hits en mi cabeza que me fueron llevando poco a poco a corear “Piensa en mí… que yo voy contigo donde quieras hasta el fin...”. Uno tras otro… “Me das cada días más…”; “¡Qué ganas de no verte nunca más!…”
Y así fue pasando. Hasta que sonó “Atormentada por amor, mujer dolor”. Esas palabras le dieron entidad a los ovarios que llevo en el alma. Sí, fue el desborde total, el sentido de estar ahí. En ese momento comprendí todo, o más bien lo sentí, se hizo carne, como deben ser las canciones de Valeria. Dejemos el intelecto, la pose. La entrega ya fue total. Terminé aplaudiendo de pie, gritando como desaforada (sí, desaforado sería una impertinencia en ese contexto).
Para saber escuchar la música hay que ver desde qué lugar uno se para. Cuando escucho a Silvio, la revolución va por fuera. Cuando escucho a Valeria, va por dentro, es hormonal, intrínseca. Me pasa por el sexo. Es como alcanzar el hervor, la ebullición incontrolable, el desenfreno.
Luego vinieron los discos y conocer bien las canciones: Señor amante, Muñeca rota, Fuera de mi vida, Cambias mi amor… y ahí el derrape. Explorar mi costado femenino más tremebundo. Encerrarme en el cuarto a cantar “Yo sin él”. El descontrol pulsional, la lucha por no ser “mujer objeto”. Gritar que “a él le sobra el tiempo como a mí… a él le arde la sangre como a mí…”. Pura mariconada de la buena.
Un tiempo después vino el primer teatro grande para ver a Vale. La presentación de “Vivo por Valeria” en el Ópera. Una gran sorpresa. Fans por doquiera, banderas, mucho griterío, mucha pluma, mucho brillo. Un escándalo!! Hizo como siete cambios de vestuario, coreografías, juegos de luces… Mucha producción, todo muy canal 9 (el de la palomita, sí). Nunca había visto un show así, con tanta producción y brillo. Me encanta, por ejemplo, que Marilina haya usado el mismo pantalón de cuero y remera blanca en todos los shows que la vi. Pero también me encantan los cambios de vestuario de Valeria, sus aires de gran diva, pero sin petulancias, sin dejar de ser de Villa Urquiza. En el fondo, debo confesar, a Valeria le envidio esos vestidos divinos que usa… Ay! Quisiera ser ella cuando está ahí!
Anoche fui por quinta vez a un recital de Valeria y es incontenible! Ya no hay retorno. Siento que se me sube un calor interno que debe ser lo más parecido que puedo sentir a una fiebre uterina. Siento que mi gineceo grita, despechado de pasión, por algún chongo desalmado que no sabe querer.
Sentirse seducida, insaciable es casi un destino en las canciones de Valeria. Poner el cuerpo indefectiblemente, como una loba… o también rechazar, liberarse y poner ese límite que tanto trabajo nos costó… “No empieces a quitarte la camisa, no vas a convencerme como siempre… yo fui esa pared que utilizabas para apoyar la piel de vez en cuando…” Ja!! Cuánta pasión!
Y también me pasa que no paro de reírme, por consustanciarme con personajes tan extremos.
A todos les recomiendo ir alguna vez a algún recital de Valeria. Vale la pena. La producción y la profesionalidad de ella son impecables. Anoche la miraba y cada brazo, cada pierna, cada postura estaba delicadamente construida. Un lujo de laburo y arte.
Hay que dejar liberar esas pulsiones también. Que lindo es el arte popular, el grito colectivo!
Me sigue encantando Silvio, León, también Spinetta, incluso Nirvana… Pero en el otro rincón, Valeria abrió la brecha de la pulsión pura, femenil, gritada de apasionamiento. Que bueno, me regaló una forma de sentir!