La primera vez que viajé a Montevideo caminé unas cuadras desde Andes y Maldonado hacia la rambla y despacio paseé desde ahí hacia las playas de la zona de Pocitos y del Parque Rodó. La sorpresa fue mayúscula. Me quedé boquiabierto cuando crucé la avenida de la Costanera y vi que esa inmensidad que tenía enfrente era nada más ni nada menos que el Río de La Plata. Era como si nunca antes lo hubiera visto.
Por el contrario de Buenos Aires, en Montevideo toda la ciudad está mirando al río, conviviendo con él, entregándose a él en su lento ritmo aldeano. Ahí entendí ese dicho popular de que Buenos Aires está construida de espaldas al río. Yo sentí que no lo conocía, que el Río de La Plata sólo se puede justipreciar desde la vecina Montevideo. Buenos Aires ha ignorado empecinadamente a nuestro mar dulce, cuadras y cuadras hay que hacer para llegar a verlo (y menos que menos acceder a él).
Durante estos días de semana santa pude reparar un poco más esa deuda que tengo, como porteño, con el Río de La Plata. Encontrar algo de esa identidad que está guardada, como escondida bajo sus inmensas aguas marrones.
El pueblo de Punta Indio fue el lugar elegido para acercarme un poco más a lo que Buenos Aires tanto silencia. A menos de dos horas de la vorágine citadina se encuentra, como perdido, un pueblo de menos de 500 habitantes cuyas calles son de tierra y que tiene sólo una vereda de baldosas, lo demás pasto y árboles. Todo es verde ahí, por donde se lo mire. No hay negocios. Apenas una panadería en una punta, un almacén en la otra y una carnicería y un locutorio sobre la ruta. Es el único pueblo que conozco (al menos en la Argentina) que no tiene la estructura típica de la plaza, la municipalidad, la comisaría, la escuela y la catedral. Un pueblo totalmente sin estructura, como disperso.
Si salís a caminar no vas a poder mirar vidrieras, vas a ver laureles, casuarinas, totoras, sauces y árboles de todas las especies. Por el aire (cuya fragancia nos hace olvidar de cualquier problema que podamos haber arrastrado de la ciudad) vuelan pájaros de todos los tamaños y formas. Algunos insectos dan vueltas por ahí y tal vez alguna víbora perdida puede aparecer en el camino. El paisaje es rural: molinos de viento, tranqueras, animales de granja y todo en derredor árboles y más más árboles y arbustos.
Algunas playas pequeñas ofrecen acceso al viejo río olvidado por la city porteña. Por primera vez, habiendo nacido a sus orillas, pude mirarlo de frente y bañarme en sus aguas, al menos del lado argentino. Ya dijimos que nuestros hermanos uruguayos han hecho otra cosa con las aguas del plata.
En Punta Indio podés caminar por el verde, olvidarte del tránsito, re-conocer al Río de La Plata, ver cómo eran las playas porteñas en las que la gente se bañaba en los años 40 y 50, apreciar cómo sería la geografía de Buenos Aires si aquí en vez de totemizar los edificios se hubieran sacralizado los árboles.
Punta Indio ofrece una permanente comunicación con sus vecinos. Pasás por el almacén y el buen hombre que te atiende te lleva con el auto a la carnicería. Vas entrando a la casa de la gente como si hiciera años que estás ahí. Tempranito a la mañana, apenas te levantás, alguien palmea en las puertas de tu casa y, botella en mano, te acercás a la vaquita que ese día te va a convidar de su leche para el desayuno.
El turismo en Punta Indio es el placer de pisar el pasto, de la sombrita de los árboles en medio del calor húmedo. Es olvidarse por completo del asfalto (hasta la ruta 11 es de tierra ahí). Es nadar en las aguas que conocíamos sin conocer. Son los vecinos bien cerca, es el contacto entre las personas, es la tranquilidad tan necesaria y también es saber que esta modernidad cosmopolita que tanto parece que se lo devoró todo, aún nos deja lugares en los cuales encontrarnos con nosotros mismos.
Por el contrario de Buenos Aires, en Montevideo toda la ciudad está mirando al río, conviviendo con él, entregándose a él en su lento ritmo aldeano. Ahí entendí ese dicho popular de que Buenos Aires está construida de espaldas al río. Yo sentí que no lo conocía, que el Río de La Plata sólo se puede justipreciar desde la vecina Montevideo. Buenos Aires ha ignorado empecinadamente a nuestro mar dulce, cuadras y cuadras hay que hacer para llegar a verlo (y menos que menos acceder a él).
Durante estos días de semana santa pude reparar un poco más esa deuda que tengo, como porteño, con el Río de La Plata. Encontrar algo de esa identidad que está guardada, como escondida bajo sus inmensas aguas marrones.
El pueblo de Punta Indio fue el lugar elegido para acercarme un poco más a lo que Buenos Aires tanto silencia. A menos de dos horas de la vorágine citadina se encuentra, como perdido, un pueblo de menos de 500 habitantes cuyas calles son de tierra y que tiene sólo una vereda de baldosas, lo demás pasto y árboles. Todo es verde ahí, por donde se lo mire. No hay negocios. Apenas una panadería en una punta, un almacén en la otra y una carnicería y un locutorio sobre la ruta. Es el único pueblo que conozco (al menos en la Argentina) que no tiene la estructura típica de la plaza, la municipalidad, la comisaría, la escuela y la catedral. Un pueblo totalmente sin estructura, como disperso.
Si salís a caminar no vas a poder mirar vidrieras, vas a ver laureles, casuarinas, totoras, sauces y árboles de todas las especies. Por el aire (cuya fragancia nos hace olvidar de cualquier problema que podamos haber arrastrado de la ciudad) vuelan pájaros de todos los tamaños y formas. Algunos insectos dan vueltas por ahí y tal vez alguna víbora perdida puede aparecer en el camino. El paisaje es rural: molinos de viento, tranqueras, animales de granja y todo en derredor árboles y más más árboles y arbustos.
Algunas playas pequeñas ofrecen acceso al viejo río olvidado por la city porteña. Por primera vez, habiendo nacido a sus orillas, pude mirarlo de frente y bañarme en sus aguas, al menos del lado argentino. Ya dijimos que nuestros hermanos uruguayos han hecho otra cosa con las aguas del plata.
En Punta Indio podés caminar por el verde, olvidarte del tránsito, re-conocer al Río de La Plata, ver cómo eran las playas porteñas en las que la gente se bañaba en los años 40 y 50, apreciar cómo sería la geografía de Buenos Aires si aquí en vez de totemizar los edificios se hubieran sacralizado los árboles.
Punta Indio ofrece una permanente comunicación con sus vecinos. Pasás por el almacén y el buen hombre que te atiende te lleva con el auto a la carnicería. Vas entrando a la casa de la gente como si hiciera años que estás ahí. Tempranito a la mañana, apenas te levantás, alguien palmea en las puertas de tu casa y, botella en mano, te acercás a la vaquita que ese día te va a convidar de su leche para el desayuno.
El turismo en Punta Indio es el placer de pisar el pasto, de la sombrita de los árboles en medio del calor húmedo. Es olvidarse por completo del asfalto (hasta la ruta 11 es de tierra ahí). Es nadar en las aguas que conocíamos sin conocer. Son los vecinos bien cerca, es el contacto entre las personas, es la tranquilidad tan necesaria y también es saber que esta modernidad cosmopolita que tanto parece que se lo devoró todo, aún nos deja lugares en los cuales encontrarnos con nosotros mismos.
22 comentarios:
mirá vos, no me lo hacía tan chiquito
Me agradó pasear por Puerto Madero, a orillas del Río de la Plata. Creo que esta avenida la están dejando muy bonita. Una forma más de estar cerca del río...
Marga: yo también me sorprendí de lo chiquito que es. Me hizo acordar un poco a Valizas, en Uruguay.
Mario: Es hermoso Puerto Madero, pero te aseguro que el río se ve mucho más lindo desde estas playas porque si bien la zona de Puerto Madero es preciosa, el agua está como encajonada. De todos modos, es sin dudas una de las formas de acercarse al río desde Buenos Aires
Besos!
Chris
Que lindo Punta Indio, cuantos recuerdos de mi niñez!
Gracias por traerlos a mi memoria.
Beso enorme.
Quiero ir a Punta Indio!!!pero no olvides las hermosas playas que todavía existen en la zona norte de Baires,desde el Tigre pasando por San Fernando,San Isidro,Martínez,Vicente López,todo eso es muy lindo,algo sucio y ni pienses en meterte porque la contaminación te puede matar!!!pero si es muy bello.Ojala puedas mostrar mas fotos de tu viaje y para la próxima voy a ir a conocer ese paraíso.
Chris, qué hermosa descripción... Lamento no haber podido estar ahí.
Te mando un beso enoRme
Dani
Luchito: Así que infancia en Punta Indio, mirá que lindo... alguna vez te voy a agarrar para que me cuentes anécdotas de tus días en el pueblito...
Anónimo: La verdad es que te recomiendo visitar Punta Indio. Es barato además y es una buenísima desconexión. Si vas a ir te ofrezco la posibilidad de que me escribas y te paso alguna data que fui consiguiendo.
Dani: Me hubiera encantado estar con vos... Será la próxima!
Besos a tod@s!!
Chris
Hola Chirstian, como estas??'... que lindo relato, no conozco Montevideo... ni ese rio mar, tampoco punta del indio y de pedo Bs As.. Yo aca en Parana tengo el rio Pna a tres cuadras de casa, se mantiene el verde, y la ciudad nos es tan invasiva como la de Bs as, hay un equilibrio entre el verde y el asfalto... Pero poder disfrutar del rio es lo mejor, es una pena que lo ensucien tanto o que le den la espalda en tu caso.
Me parece barbaro que te hayas conectado con la naturaleza y te hayas tomado el tiempo (que en Bs As es tan apurado y rentable)para ir a conocerlo del lado argentino, al señor rio de la Plata, seguramente en poco tiempo lo iran a conectar con la city y Punta del Indio se llene de carnicerias, NO??.
un saludo pibe
Ufff necesito algo asi, no solo para escapada, sino para vivir. Hay veces que pretendo solo eso, tal y como lo describis. Me anoto para la proxima, eso si, con meses de antelacion.
un abrazo
faBio
Hola Migue! Así que sos Paranaense?? mirá vos... no lo sabía, me han dicho que tu ciudad es hermosa, pero aún no la conocí. Ya voy a ir para allá.
Sí, el río es algo fuerte... sobre todo el Paraná, es impresionante toda la poesía que generó ese río, será por eso que me gusta el chamamé. Más escucho el chamamé y su amor por el Paraná, más me sorprendo de como se ha ignorado a nuestro Río de La Plata.
jaja... Espero que Punta Indio se mantenga todo lo virgen que pueda!
Fabio: Yo no sé si viviría en un lugar tan chiquito, tengo incorporadas algunas impertinencias citadinas ya, pero para la próxima te aviso y hacemos campamento y todo si querés!
Besos!!
Chris
Hola Cris, me hiciste viajar muy buen relato...
Me gusta como escribis, simple pero profundo...
Besos
Yiya muchas gracias por lo que me decís :)
Me encanta tanto viajar como registrar y escribir el viaje, son algo así como sensaciones o miradas que me quedan por ahí y que me gusta transmitir.
Nos seguimos leyendo!
Besitos
Chris
Qué bronca no poder estar ahí con vos y los chicos.
Ya nos hacíamos haciendo un asado, teníamos las paletas listas, los dados, y los pies con ganas de recorrer Punta Indio.
Me alegro de que hayas podido encontrar paz y disfrutar tan sencillamente como vos siempre logras hacerlo.
No hacen falta grandes hazañas, no?
Te quiero.
Pao
Una lástima Pao, pero no va a faltar oportunidad... los momentos van apareciendo para quien está dispuesto a encontrarlos...
No hacen falta ni grandes hazañas, ni grandes montañas, ni olas gigantes... alcanza con un arbolito, un poco de pasto... que se yo... son momentos, eso y nada más...
A pesar de todas las circunstancias que fueron complejas, yo igual disfruté del lugar...
Besitos, yo también te quiero!
Chris
nos paso lo mismo con punta indio es un lugar para que no vaya el que gusta del bullicio-asfalto-mucha gente-vidrieras juegos electronicos-cines- etc.en punta indio encontraras verde, mucho verde arboledas autoctonas como cuenta marga calles de conchilla que hace el lugar aun mas apasible pudiendo dejar los chicos solos jugando y uno dormir la siesta con tranquilidad ya que los vecinos (lugareños)muchos de ellos jubilados de ciudaes pobladas y buscando el descanzo soñado solidarios para lo que se necesite alguna herramienta que siempre uno se olvido de llevar etc.el lechero por la mañana la cooperativa de luz agua,el dispensario en la vieja estacion del a.c.a.-YPF.lo lindo de punta indio es que no queda de paso para ningun lado que,o sea que no hay gente boyando por ahi en consecuencia no hay robos de ningun tipo,de ahi el punto mas importante para desenchufarce y despreocuparce de todo ,eso si lleven nafta suficiente para el regreso ya que la estacion de servicio dejo de funcionar por rentabilidad (como en muchos lugares del pais)(cargar en veronica)bueno los dejo si no los aburro,punta indio un luagr para retrotraerse en el tiempo y descanasar en familla y con amigos P.D. les va a llamar la atencion las radios son casi todas uruguayas otra cosa mas para sentirte en un lugar distinto.
Raul.turisteen@hotmail.com.ar
Raúl: Vos mismo lo decís "para retrotraerse en el tiempo", no?
La verdad que es un lugar precioso de tan verde, de tan virgen... Tanta tranquilidad, el río... Vale la pena. Es totalmente distinto de lo que yo conocía!
Un abrazo y gracias por tu aporte!
Chris
Hace menos de un mes que descubrimos Punta Indio con mi marido. Solemos navegar en estos mares virtuales buscando información sobre lugares cercanos a nuestro hogar (Merlo, pcia de Bs As)para conocer los fines de semana. Así llegamos hasta este, tu blog. Así llegamos a P. I. Ambos son hermosos. Pero en P. I. nos gustaría poder pasar el día en un camping mejor equipado que al que fuimos en el balneario El Pericón. ¿Será que tenés alguna información para ayudarme?
Felicitaciones por tus relatos.
Laura.
Tengo 60 años y desde siempre conozco Punta Indio. Cuando era chico solíamos ir al balneario donde estaba el Hotel Argentino, uno de los Hoteles mas importantes de Sudamerica. De joven en bici, en moto, caminando ibamos con otros amigos luego de salir del laburo. Vivo en Verónica (20 km) y ahora estoy edificando en Punta Indio para para cuando me jubile. Pero lamentablemente ya Punta Indio no es lo mismo de hace diez años atrás, por muchas razones. Lo realmente sorpredente que a pesar de vivir en la zona, todavía hay lugares que sigo descubriendo todos los días. Creo que hay algun flujo de energía que te hace sentir bien. Escriban a mi mail: elmaestrolopez@gmail.com
Desde que nací que voy a Punta Indio. De hecho, desde que mi papá nació que va a Punta Indio. Les aseguro que cuando era chica este lugar era, aún, mucho más hermoso de lo que es ahora. Había la mitad de casas de las que hay ahora, el río era menos turbio y la playa estaba un poco menos "civilizada"
Es una maravilla Punta Indio, siempre lo fue.
pd.: Será de egoísta, pero me encantaría que nadie más lo pisara ni pensata en hacerse una casa allá. JAJAJA.
HOLA AMIGOS: ¿ALGUIEN SABE QUE COLECTIVO PUEDO TOMARME DESDE LA PLATA O DESDE VERONICA A PUNTA INDIO QUE TENGA SERVICIO HASTA TARDE? PORQUE QUIERO IR UN FIND E SEMANA P/ PUNTA INDIO. AH, SI PUEDEN DECIRME CUANTO CUESTA MEJOR...
GRACIAS
SILVANA
hola, quiero ir a p. indio, da para ir con niños? estabamos pensando en chascomus, pero queremos algo con playa, y que no demore mucho el viaje. que micro va? donde nos deja? dame todos los datos que puedas: viasilg@hotmail.com
Hola Christian, me gustaria poder contactarme con vos y me asesores como viajar en bus.
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