El miércoles pasado fui al Ateneo a ver un recital de Jorge Fandermole y el Coqui Ortiz dentro del ciclo “Todos estos años de gente” que organizó Liliana Herrero. Al Fander lo venía escuchando desde hace tiempo, en voces de otros intérpretes y también me había asomado un poco a su discografía. Al Coqui, directamente, no lo conocía.
El recital me gustó mucho. Música litoraleña de la mejor. Folklore actual, cada uno con repertorio propio. Estuvo bueno para dejar descansar los clásicos por un rato y adentrarse a explorar nuevas voces y sonidos.
En un momento del recital, el Coqui Ortiz dedicó un tema a todos esos músicos que surgen en las márgenes del río, que surgen como escondidos en los pueblos, que son portadores de tradición, de cultura popular, de voz colectiva. Son esos músicos a los que te tenés que acercar para escucharlos, porque no graban, porque no son considerados profesionales, porque simplemente tocan y cantan por amor al arte, por idiosincrasia, por verdadero placer. En una metáfora que me pareció maravillosa, el Coqui los comparó con flores silvestres, aquellas con bellezas tan profundas que los hombres a veces no saben verlas. Aquellas flores que surgen espontáneamente como regalos de la tierra. Aquellas que por no estar dispuestas en frondosos ramos nadie se detiene a percibir como bellas.
Recordé una canción de Joni Mitchell que señaló Silvina Garré en una reseña para Página 12. La canción se llama “For free” y habla de un músico callejero, que por ser callejero, no salir en televisión y regalar su arte gratuitamente, nadie se detiene a mirarlo, a escucharlo, a apreciarlo por más maravillosa que sea su música. En este caso el objetivo de hacer música, es únicamente la MÚSICA! Consistencia genuina, arte puro, valor y saber populares.
Me pongo a pensar ahora cuántas veces nos quedamos sordos y mudos frente a la belleza que se nos regala (incluso la propia). Cuánto de sensibilidad nos queda para encontrar flores silvestres? Cuánta ductilidad tenemos para sabernos florecer por los rincones?
Flor silvestre
(Coqui Ortiz)
Allí donde muere el día
donde la selva tiñe las aguas
oí cantar mis latidos,
anocheciendo junto a las ranas.
Después me bebí de un sorbo
la noche azul tan profunda y calma
Rasguidos chamameceros
de tanto en tanto se me insinuaban
a trote lento en el viento
venían voces de madrugada
y en dos hileras de estrellas
dejó en el cielo toda su magia.
Allí es donde nace el canto
litoraleño de pura raza
sintiendo el aire pesado,
húmedo y fresco que apenas pasa
una plantita silvestre
de tan pequeña, tan olvidada.
Rasguidos chamameceros
de tanto en tanto se me insinuaban
a trote lento en el viento
venían voces de madrugada
y en dos hileras de estrellas
dejó en el cielo toda su magia.
Allí es donde nace el canto
litoraleño de pura raza
sintiendo el aire pesado,
húmedo y fresco que apenas pasa
una plantita silvestre de tan pequeña, tan olvidada.
El recital me gustó mucho. Música litoraleña de la mejor. Folklore actual, cada uno con repertorio propio. Estuvo bueno para dejar descansar los clásicos por un rato y adentrarse a explorar nuevas voces y sonidos.
En un momento del recital, el Coqui Ortiz dedicó un tema a todos esos músicos que surgen en las márgenes del río, que surgen como escondidos en los pueblos, que son portadores de tradición, de cultura popular, de voz colectiva. Son esos músicos a los que te tenés que acercar para escucharlos, porque no graban, porque no son considerados profesionales, porque simplemente tocan y cantan por amor al arte, por idiosincrasia, por verdadero placer. En una metáfora que me pareció maravillosa, el Coqui los comparó con flores silvestres, aquellas con bellezas tan profundas que los hombres a veces no saben verlas. Aquellas flores que surgen espontáneamente como regalos de la tierra. Aquellas que por no estar dispuestas en frondosos ramos nadie se detiene a percibir como bellas.
Recordé una canción de Joni Mitchell que señaló Silvina Garré en una reseña para Página 12. La canción se llama “For free” y habla de un músico callejero, que por ser callejero, no salir en televisión y regalar su arte gratuitamente, nadie se detiene a mirarlo, a escucharlo, a apreciarlo por más maravillosa que sea su música. En este caso el objetivo de hacer música, es únicamente la MÚSICA! Consistencia genuina, arte puro, valor y saber populares.
Me pongo a pensar ahora cuántas veces nos quedamos sordos y mudos frente a la belleza que se nos regala (incluso la propia). Cuánto de sensibilidad nos queda para encontrar flores silvestres? Cuánta ductilidad tenemos para sabernos florecer por los rincones?
Flor silvestre
(Coqui Ortiz)
Allí donde muere el día
donde la selva tiñe las aguas
oí cantar mis latidos,
anocheciendo junto a las ranas.
Después me bebí de un sorbo
la noche azul tan profunda y calma
Rasguidos chamameceros
de tanto en tanto se me insinuaban
a trote lento en el viento
venían voces de madrugada
y en dos hileras de estrellas
dejó en el cielo toda su magia.
Allí es donde nace el canto
litoraleño de pura raza
sintiendo el aire pesado,
húmedo y fresco que apenas pasa
una plantita silvestre
de tan pequeña, tan olvidada.
Rasguidos chamameceros
de tanto en tanto se me insinuaban
a trote lento en el viento
venían voces de madrugada
y en dos hileras de estrellas
dejó en el cielo toda su magia.
Allí es donde nace el canto
litoraleño de pura raza
sintiendo el aire pesado,
húmedo y fresco que apenas pasa
una plantita silvestre de tan pequeña, tan olvidada.
6 comentarios:
Que otro mejor modo de compartir la belleza silvestre, la natural, la simple, que disfrutándola con palabras adornadas y ornamentadas con buena armonía de fondo, con aires chamameceros que se desparraman y se invitan a ser compartidos por cuanto ser generoso este dispuesto a recibirlos. Esa es la belleza simple y altamente compleja de la música de la cual disfrutamos el miércoles pasado con un hermano del alma, con mi hermano del alma...
Abrazo enorme, muchos besos y que la música siga su curso y en él estemos cada día mas cerca. Marian
Marianito!
Gracias por tus palabras, hermano!
Me encanta compartir belleza silvestre con vos, con en los fondos submarinos de Las Grutas, como en las playas perdidas de Valizas, como en Sierra de la Ventana, como en tantos lados más!
La belleza simple es la más compleja, como las flores silvestres no hay nada que cale más hondo que lo que no se planifica, lo que aparece casi por azar, sin darnos cuenta...
Muchos besos para vos también!
Por mucha vida compartida!
Chris
Christian:
Muy bueno tu blog! primera vez que vengo por acá, llegué por Vuelo sin orillas.
Tambien tuve la suerte de estar en el Ateneo el 12/9 y la verdad es que guardaré esa noche durante mucho tiempo en mis oídos. Fuimos en realidad siguiendo a Liliana Herrero y nos encontramos con esos dos maravillosos músicos! qué placer enorme!
Seguiré visitándote.
Magui
Magui:
Gracias por darte una vuelta por acá! Me alegro que te haya gustado y sos bienvenida (Vos y Gabi)!
Yo fui al Ateneo con amigos también para ver a Liliana, además a mí me interesaba Fander, pero nos llevamos una grata sorpresa con el Coqui.
La verdad que el espectáculo estuvo hermoso y evidentemente fue muy bien concebido...
Ya estuve visitando tu blog!
Besos
Chris
Por la onda de los comentarios... creo que estoy medio desubicado, no tengo sociologica ni nada. Igual no quiero pasar sin agradecerte el blog!! muy bueno saber que hay gente que se copa con el folklore e indaga mas alla de lo cormecial. Sobre Leda, se reeditaron los discos compilacion "Documental folklorico", quizas los conoces. Grito primal, canto de las entrañas... increíble!!! Una grossa la mina, todo el laburo que hizo. Un abrazo!! suerte!!
Pablo!
Gracias por pasar! Bienvenido al espacio... No estás para nada desubicado, che!! Lo único que hace falta para poder expresarse es la intención! La sociología la dejamos por debajo de la intención!
Buenísimo que te guste el folklore no comercial. Creo que toda expresión artística que se plantee desde el arte es interesante, genuino y valorable (más allá de que por todo trabajo se debe recibir dinero, cosa que no me parece mal).
Rescatar talentos que el mercado olvida, me encanta! Es que hay tanta cosa buena que a veces no se entiende por qué hay tanta porquería dando vueltas por ahí... pero bueno, uno es responsable de lo que se lleva al oído! de lo que consume...
Buenísimo lo de Leda, no tengo nada de ella y su laburo de documentación, sólo dos discos con la Walsh, que me encantan...
Espero verte seguido por acá... estaré visitando tu blog!
Un abrazo!
Chris
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